
El día que las estrellas dejaron de brillar, escrita por Mariana Reskala y dirigida por Ricardo Rodríguez, es una propuesta escénica que invita a reflexionar sobre la violencia y su huella en la memoria colectiva. A través de una narrativa emotiva y simbólica, la obra aborda la necesidad de enfrentar la verdad como vía hacia la sanación.
La Secretaría de Cultura del Gobierno de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), a través de la Coordinación Nacional de Teatro, presentan esta conmovedora obra, que tendrá temporada del 10 de abril al 4 de mayo en el Teatro El Granero, Xavier Rojas, con funciones los jueves y viernes a las 20 h, sábados a las 19 h y domingos a las 18 h.
La historia sigue a Luna, una niña que enfrenta la desaparición forzada de su padre. En un intento por procesar el dolor, construye una fantasía en la que su padre ha sido llevado por seres de otro mundo. Conforme crece, trata de llevar una vida normal junto a sus amigos Rocko y Sofía, pero la violencia vuelve a irrumpir, arrebatándole también a ellos. Sola y sumida en el dolor, Luna deberá afrontar una dura revelación: no puede seguir escapando de la realidad. Asumirla se convierte en su mayor reto.
Reskala sitúa el texto en un contexto muy específico: Xalapa, durante un periodo marcado por la violencia extrema y la reorganización territorial del crimen organizado. Sobre el origen de la obra, la autora comenta:
“El día que las estrellas dejaron de brillar surge de dos experiencias paralelas: el duelo personal por la pérdida de un ser querido, y la necesidad de entender el clima violento que vivía Xalapa mientras escribía. No quise solo hablar sobre la violencia, sino también explorar cómo reaccionamos ante ella. A veces, lo hacemos negando lo que nos duele. A través de Luna, queremos mostrar que, incluso en medio de la oscuridad, es vital no olvidar quiénes somos, seguir nombrando, seguir contando, seguir recordando a quienes, aún ausentes, nos enseñaron a mirar al cielo, aunque nos dijeran que no se podía. Hoy son estrellas: invisibles, pero siempre alumbrando nuestro andar.”
Con una duración de 65 minutos, la puesta en escena es protagonizada por Teté Espinoza y Patricia Soto, quienes, mediante una estructura de narración a dos voces, crean un universo cargado de metáforas, donde la memoria y la resiliencia toman forma escénica.
La dirección apuesta por una estética sobria y precisa, donde el trabajo físico y vocal de las actrices construye atmósferas emocionales profundas. El diseño escenográfico e iluminación, a cargo de Sergio López Vigueras, da forma a un espacio que refleja el duelo y los ecos de la memoria. La propuesta visual juega con contrastes que oscilan entre el orden y el caos, acompañando el viaje interior de la protagonista.
Por su parte, Yayo Villegas, responsable del diseño sonoro, recrea el universo adolescente de Luna mediante sonidos que evocan nostalgia, recuerdos, y una juventud marcada por la fragilidad y la pérdida.
El día que las estrellas dejaron de brillar es una producción conjunta de Teté Espinoza, Patricia Soto y Mariana Reskala, quien también funge como asistente de dirección.